domingo, 29 de junio de 2008

Análisis Artículo N.4


Brecha de Resultados Educacionales

José Joaquín Brunner


Permítanme hacer el siguiente experimento mental. Imaginemos un país llamado Dual. Y juntos analicemos su sistema educacional. Supongamos que en él hay dos grupos de alumnos; el Grupo A (alto) y el Grupo B (bajo).

Imaginemos enseguida que los alumnos del Grupo A provienen de hogares donde los padres tienen en promedio 17 años de educación. La mayoría son profesionales universitarios, ejecutivos, altos funcionarios del Estado. El ingreso mensual promedio de estas familias es de 1,5 millones de pesos o cualquiera cifra superior y más realista que usted disponga. Sus viviendas se hallan localizadas en la parte oriente de la ciudad. En general son espaciosas y cómodas. El vecindario es tranquilo y protegido. Los niños tienen en su mayoría su propia habitación y un escritorio donde hacer sus tareas. En el hogar hay cien libros o más, diccionarios, diarios y revistas. Hay al menos un PC conectado a Internet. Uno de cada dos niños de este Grupo asiste desde temprano a un jardín infantil. Y, en la casa, sus padres y hermanos les enseñan
a preguntar y razonar, a reconocer números y a amar desde la cuna relatos y canciones.

Cultivan en ellos una buena dosis de autoconfianza, los estimulan poniéndoles metas altas y gradualmente los introducen en un rico entramado de relaciones sociales. Estos niños se sienten motivados y aprenden, casi por instinto (de Grupo), a aprender. Así, bien preparados y convenientemente instruidos, y luego de un arduo proceso de selección, ingresan al Kindergarten de un colegio particular pagado, donde la matrícula suele elevarse en torno a un millón de pesos. De allí en adelante sus padres cancelarán entre 100 mil y 200 mil pesos mensuales para costear su formación. El colegio enseña inglés y posee variadas actividades extraprogramáticas.

Durante las vacaciones los niños viajan con sus padres dentro o fuera del país. Algunos presentan problemas de aprendizaje; prontamente son atendidos por un psicólogo. El hogar refuerza el efecto de la escuela y ésta, a su turno, complementa la formación que los niños reciben en el hogar. Es un círculo virtuoso que se retroalimenta continuamente.

Los alumnos del Grupo B parecen venir de otro mundo. Imaginemos que sus padres tienen apenas 7 años de escolarización promedio; menos que primaria completa. Son trabajadores no calificados o semicalificados, operarios, vendedores ambulantes, trabajadores de servicios simples, hombres y mujeres auto-empleados en labores informales; muchos suelen estar temporalmente desocupados. El ingreso familiar promedio apenas llega a 120 mil pesos; 4 mil pesos al día, un 10 por ciento del ingreso (y de ahí hacia abajo) percibido por los hogares del Grupo A.

Sus viviendas están en la parte poniente de la ciudad. En general son modestas y frecuentemente hacinadas. El vecindario es inseguro y amenazante. Los niños no poseen un cuarto propio y carecen de un escritorio donde ocuparse de sus tareas. En sus hogares no hay libros, ni revistas, ni diarios, ni PC. Sólo uno de cada cuatro asiste a un sencillo jardín infantil. Y, en la casa, los estímulos para aprender y desarrollarse son escasos; el ambiente muchas veces hostil; las expectativas bajas.

Por lo mismo los niños del Grupo B no se sienten motivados ni tienen confianza en sus propias capacidades. Llegada la hora, la mayoría concurre a la escuela municipal gratuita. De allí en adelante el Estado se hace cargo de pagar su educación; mezquinos 28 mil pesos al mes, un quinto de lo que vale enseñar a sus afortunados pares del Grupo A. En la escuela hay pocas posibilidades de sobresalir, las actividades extraprogramáticas son escasas, muchos profesores parecen desanimados frente a la dificultad de su labor educativa. Cuando un niño presenta dificultades de aprendizaje (¡y es frecuente que así ocurra en este Grupo!), el problema no es detectado o no llega a ser tratado.

Supongamos, además, que ningún niño o niña del Grupo A elige una escuela donde concurren sus pares B y, viceversa, que ningún niño o niña B llega a una escuela A. Suposición, por lo demás, nada difícil de aceptar si se considera la enorme distancia socio-económica y cultural entre ambos mundos de vida que aquí hemos imaginado.

Pues bien, continuando con nuestro experimento mental, conjeturemos ahora que ambos Grupos de alumnos llegan al 2° año medio y sometámoslos, en un mismo día, a un examen de lenguaje y matemática. Pregunto: ¿qué Grupo obtendrá mejores resultados en esta prueba? Naturalmente, el Grupo A.
¿Tienen los alumnos B, y sus escuelas, alguna posibilidad de ganar en esta desigual carrera donde compiten contra comunidades, hogares, familias, colegios y estudiantes que desde el día de su nacimiento han ido acumulando una serie de ventajas? Ninguna, en verdad. Pues allí donde impera este grado de desigualdad, se produce el efecto que el sociólogo Merton llamó de Mateo, recordando al evangelista: “porque a cualquiera que tiene, le será dado, y tendrá más; pero al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado”.

Como usted hace ya rato debe haber intuido, Dual es Chile. Y las contrapuestas cifras que hemos entregado son todas reales, sin excepción.

¡Nada de esto es ficción! El examen administrado es nuestro SIMCE, cuyos resultados se dieron a conocer recién. El Grupo A obtuvo 317 puntos en lenguaje y 347 en matemática, mientras el Grupo B apenas alcanzó 226 y 215 puntos en las respectivas pruebas.
Dados los antecedentes presentados, ¿puede alguien sorprenderse de esta brecha de resultados educacionales? El alumno proveniente del entorno rico en estímulos, apoyos y expectativas ha acumulado, a la altura del segundo año medio, una inversión de 18 millones de pesos en su educación, sin contar las jornadas de enseñanza prebásica, las horas de trabajo escolar y de actividades formativas compartidas con sus padres, el acceso a bienes de la cultura, los computadores, viajes, relaciones sociales, efecto de pares, etc. El alumno proveniente del entorno socio-cultural y económico deficitario, por el contrario, ha recibido una dotación educacional que vale menos de 3,5 millones, sin descontar las horas de clase perdidas, la ausencia de apoyos didácticos en el hogar, la carencia de estímulos, la falta de relatos, las bajas expectativas parentales y de profesores, el efecto de pares, etc.

En estas condiciones, ¿tiene sentido comparar las escuelas y sus resultados o concluir que unas son “mejores” que otras, si no controlamos por todas y cada una de las variables que explican estos resultados, variables cuya operación empieza el mismo día en que se nace en este Chile dual?

Resulta frustrante por todo esto presenciar como cada año, con monótona reincidencia, algunos medios de comunicación y expertos estigmatizan a las escuelas Bajas, cotejando sus logros, desaprensivamente, con los logros de las escuelas Altas, cual si se tratase de una carrera imparcial y pareja donde todos los niños arrancan del mismo punto de partida, tienen a su haber idénticas posibilidades y reciben similar impulso en sus hogares, vecindarios y escuelas.¡Lamentable y profundamente injusto!



ANÁLISIS


Este pequeño artículo, rescatado del blog del Profesor José Joaquín Brunner, nos muestra, con un simple ejemplo, las grandes brechas en los resultados educaciones que se presentan en nuestro país. Es, sin lugar a dudas, muy fácil notar que el nivel socioeconómico influye de manera importante en los resultados escolares de nuestros niños, en donde el índice de recursos en el hogar es un factor de gran relevancia, demostrando que los niños que poseen un mayor índice, obtienen a su vez, mejores resultados en comparación con aquellos con bajos índices o que, simplemente, no los poseen.

Igualmente es sencillo notar que el gran factor decisivo en estos resultados es la familia y el entorno de los niños. Aquellos con un entorno familiar en donde sus padres tienen una educación superior y, por ende, una remuneración superior, obtienen mejores resultados debido a que tienen a su disposición todas las herramientas necesarias para lograrlos.

Asimismo notamos el rol relevante del profesor en la actividad educativa, ya que cuando no actúa en forma activa y comprometida, al contrario se presenta en un rol desanimado frente a tanta dificultad, es un factor más que se suma para provocar una significativa diferencia en los resultados de nuestros alumnos.

¿Cuáles serían, entonces, las recomendaciones para superar este escenario actual en nuestro país? Podríamos seguir los planteamientos de Paulo Freire, quien expresa que “La educación debe estar al servicio de los más necesitados” que debe ser una educación “sin prejuicios, pero con entereza”, teniendo pasión por la dignidad de las personas, por la fe en sus posibilidades, prestando atención a los más relegados al sistema. Freire nos plantea que será necesaria una reinvención de las sociedades, en donde ser reinventen las formas de acción política, revalorizando la democracia.

Por otro lado, el mismo José Joaquín Brunner nos da un cúmulo de recomendaciones para vencer esta problemática, en su estudio del “Capital Humano en Chile” en dónde, en resumidas cuentas, nos plantea que el gobierno debe tener como prioridad la educación, fomentando políticas educaciones para calidad y competencias, y que lo importante será cuánto se educan y no cuántos se educan. Al mismo tiempo, deberá generar y fomentar las escuelas efectivas, que sin duda, son las que pueden contrarrestar las falencias del entorno familiar de los más necesitados. Brunner nos menciona que en nuestro país es necesario invertir en la formación educacional de los todos los habitantes, aumentando el gasto público en educación.

Con los ejemplos antes mencionados, de estos hombres dedicados a la educación y la pedagogía, nos damos cuenta y podemos llegar a concluir que será un deber del gobierno preocuparse de los resultados educacionales y si, efectivamente, tenemos una educación de calidad. Ambos coinciden en que la educación será una obligación de los gobiernos, por lo tanto una decisión política a fin de cuentas.

AUTOEVALUACIÓN
RUBRICAS/PUNTOS

Presento un texto que trata los temas desde una perspectiva educativa y es de mucho interés. (esto por que todos mis compañeros y compañeras están invitados a leer mis textos y comentarios)

5

Presento un texto que tiene una extensión mínima de al menos el equivalente en Word a 3 hojas de oficio. (el máximo no está regulado)

5

La presentación la he realizado de tal manera que sea de fácil lectura (respecto al color, tamaño y diseño de la letra) y se puede distinguir con claridad, en la presentación, el texto de mi análisis.

5

Le he incorporado al texto algunos gráficos o dibujos o fotografías alusivas al tema tratado, pues considero que esto invita a una lectura más amena y denota más interés por parte del o la autora del blog (y he incorporado mi propia fotografía)

5

Inicio mi análisis planteando como yo entiendo lo desarrollado por el autor (parafraseo)

5

Durante el análisis planteo con claridad mis planteamientos, críticas, puntos concordantes o discordantes con el autor/a.

5

Durante el análisis utilizo frecuentemente el recurso “citas de otros autores” para reforzar lo que he planteado yo, o algún punto que considero importante tratado por el autor del texto.

5

Las citas que utilizo son de diversas fuentes, tales como, otros autores buscados por mi, autores o ideas tratadas en clases, citas de presentaciones o disertaciones de mis compañeros, citas de artículos anteriores, etc.

5

Realizo en mi análisis aplicaciones o referencias a nuestra realidad educativa si es un texto extranjero, o a realidades educativas que yo he vivenciado para explicar con un sentido contextual el texto presentado.

5

En el último punto del análisis presento una síntesis de lo que he querido expresar, a modo de conclusión.

5
Suma parcial de puntos de cada columna:50
Mi suma total de puntos, según la suma parcial anterior, es de 50.…puntos.
La nota de mi autoevaluación es: 7.0

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